El mito de que las extensiones de pestañas arruinan las pestañas naturales es falso si se aplican correctamente por un profesional capacitado.
Las extensiones se adhieren a las pestañas naturales con un adhesivo especial a una distancia de 1 a 2 mm de la raíz, lo que permite que las pestañas naturales continúen su ciclo normal de crecimiento sin interferencia. Este ciclo incluye la fase anágena (crecimiento), catágena (estancamiento) y telógena (caída), que dura entre 40 y 90 días, y las extensiones se caen junto con la pestaña natural al final de su vida útil.
El daño real no proviene de las extensiones en sí, sino de una aplicación inadecuada, como el uso de productos de baja calidad, técnicas incorrectas o una sobrecarga de peso debido a extensiones demasiado largas, gruesas o en exceso de volumen. Esto puede causar caída prematura de las pestañas naturales por estrés o tracción, especialmente si se realizan rellenos frecuentes sin descansos. Además, el uso de productos a base de aceite, frotarse los ojos o retirar las extensiones de forma incorrecta también puede dañar las pestañas naturales.
Para prevenir cualquier riesgo, es fundamental elegir un profesional experimentado que evalúe la salud y resistencia de las pestañas naturales antes de aplicar las extensiones, y que recomiende el volumen, diámetro y longitud adecuados para evitar sobrecargarlas. El cuidado posterior también es clave: se debe evitar el agua y el vapor durante las primeras 24-48 horas, cepillar suavemente las pestañas dos veces al día, usar limpiadores específicos y evitar productos a base de aceite o rímel. Con una técnica profesional y un cuidado adecuado, las extensiones no impiden el crecimiento natural de las pestañas, y estas siguen regenerándose normalmente.