La formación de túneles en las velas,
un fenómeno frustrante donde la cera se derrite solo en el centro dejando los bordes sólidos, se debe principalmente a una mecha inadecuada que no genera suficiente calor para derretir la cera de forma uniforme en toda la superficie. La solución comienza con elegir el tamaño correcto de mecha según el diámetro del recipiente, ya que cada mecha tiene un diámetro de quemado recomendado que indica el ancho de superficie que su llama puede derretir eficientemente. Si la mecha es demasiado fina para el recipiente o la composición de la cera, la vela tenderá a hacer túnel.
Además, factores como las fragancias y colorantes pueden interferir con la combustión, dificultando que la llama mantenga una temperatura alta, lo que puede requerir una mecha ligeramente más gruesa para compensar este efecto. El tipo de cera también influye; por ejemplo, la cera de soya, más densa, necesita pabilos más gruesos que la parafina. Los pabilos más comunes incluyen el de algodón plano, ideal para frascos y moldes, el trenzado para velas de mayor diámetro, el con alma (de papel o zinc) para mantener la forma, y el de madera que aporta un efecto visual y sonoro único.
El primer encendido es un ritual imprescindible para prevenir el túnel, ya que si la vela no se deja arder el tiempo suficiente para que la superficie entera se derrita (entre una y cuatro horas, dependiendo del tamaño), la cera adquiere una “memoria” que hace que se queme solo en el centro cada vez que se encienda. Por ello, es crucial no apagar la vela antes de que se forme una piscina completa de cera. Si ya se ha formado un túnel, se puede intentar solucionarlo rodeando la parte superior con papel de aluminio, dejando un espacio abierto para la llama, y encendiendo la vela hasta que toda la superficie se derrita. Finalmente, cortar el pabilo a una longitud de unos 5 mm antes de encender la vela ayuda a mantener una llama estable y evita que se derrita de forma desigual.